¿Te pasa que empiezas con ganas, pero a los pocos minutos ya estás fundido? ¿Sientes que te falta aire, fuerza o motivación cada vez que haces ejercicio? No estás solo. Es una de las preguntas más frecuentes que recibimos: “Me canso mucho al entrenar, ¿Qué hago mal?”
Y no, no significa que seas débil o que el deporte no sea para ti. En la mayoría de los casos, el problema no es tu cuerpo, sino el enfoque con el que entrenas.
1. No estás respetando tus tiempos
Uno de los errores más comunes es querer ir demasiado rápido. Si llevás tiempo sin moverte o estás empezando, es normal cansarse. La clave está en adaptar el ritmo a tu nivel actual, no al que te gustaría tener.
2. Entrenas sin un plan claro
Improvisar te deja sin energía antes de tiempo. Cada entrenamiento debería tener un propósito: mejorar resistencia, ganar fuerza, quemar grasa, etc. Sin objetivos claros, solo acumulas fatiga.
3. Olvidas lo más básico: alimentación e hidratación
Entrenar en ayunas, sin haber comido bien, o sin hidratarte, es una receta perfecta para terminar agotado. Tu cuerpo necesita combustible.
4. No duermes lo suficiente
El descanso es entrenamiento invisible. Si no dormís bien, tu cuerpo no recupera y es normal que se sienta al límite con cualquier esfuerzo.
5. No escuchas a tu cuerpo
A veces, lo que necesitas no es más entrenamiento, sino más descanso o cambiar el tipo de actividad. Si te esfuerzas, solo vas a frustrarte más.
¿Entonces qué hago?
En vez de seguir probando al azar, te recomendamos que empieces con una guía adaptada a ti. Nuestra página te ayuda a crear un plan realista, ajustado a tu nivel, tus tiempos y tu objetivo. Sin fórmulas mágicas, pero con resultados reales.
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